Los elegidos (Áncora & Delfín) (Spanish Edition) by Nando López

Los elegidos (Áncora & Delfín) (Spanish Edition) by Nando López

autor:Nando López [López, Nando]
La lengua: spa
Format: azw3
editor: Ediciones Destino
publicado: 2023-04-26T00:00:00+00:00


6

Tras las Navidades, el curso se reanudó en medio de una tensa calma que todos sospechaban que se quebraría pronto.

—En cuanto se haga público el manifiesto oficial, fijamos la fecha del estreno —propuso Santos a su «tribu» nada más retomar los ensayos, confiando en que su determinación bastase para evitar las deserciones en el grupo.

—Pero ¿se va a hacer público? —le preguntó Nacho con desidia, convencido de que habían llegado a una vía muerta—. ¿O lo van a mandar todo a la mierda otra vez?

—Lo van a hacer público.

—¿Y eso cómo lo sabes? —se interesó el Pelirrojo.

—Porque lo sé.

Santos tenía noticia de que Tamames y Pradera habían aprovechado un permiso de mili con el que Múgica había venido a Madrid desde San Sebastián para reunirse con él en la Mezquita, donde habían acordado sacar adelante el nuevo Congreso Nacional de Estudiantes a pesar de que aquello fuera un desafío directo al SEU. Sin embargo, admitir que conocía parte de los detalles de esa reunión ponía también en peligro a quienes le servían de enlace con el trío de la Mezquita, así que se limitó a asegurar que estaba en lo cierto, reservándose otro dato con el que también contaba pero que prefería guardarse para Miguel y Alonso.

—Hay algo que deberíais saber —les habló a ellos y a Asun una vez que llegaron a casa.

—Suéltalo, Santos —se impacientó Miguel.

—Este domingo 29 hay reunión del congreso en el club Tiempo Nuevo. Nos deja el lugar Sánchez Mazas para que podamos leer la primera versión del manifiesto.

—¿Nos? —se sorprendió Asun, que no esperaba que los incluyeran en una reunión como aquella, a la que habrían convocado a la élite del movimiento.

—Bueno, no sé si nos... —matizó Santos—, van a estar todos y me gustaría ir. Tenemos mucho que aportar sobre lo que se vaya a decir, ¿no os parece?

—Pues mejor vais vosotros... —renunció Asun, que temía que su presencia, como la de cualquiera de las chicas de la «tribu», pudiera resultar demasiado llamativa en medio de un mundo de hombres que hablaban de una igualdad que no practicaban—. Pero si vas, no se lo digas ni a Ginés ni a Carmen. No quiero que se me quejen luego a mí por no saber aconsejarte.

—Estamos demasiado dentro como para no ir, Asun —se justificó él—. Y si tú quieres acompañarme, sabes que a mí me parece bien.

—A ti sí, pero a esos no lo sé... Tranquilo, que yo me quedo aquí. Por si acaso me necesitáis en la retaguardia.

Él se acercó a ella y la acarició con una delicadeza que, aquella noche, tenía mucho de admiración. No solo porque apreciase el valor que demostraba ante cada nuevo reto, sino por su capacidad para dar prioridad a sus fines antes que a sí misma, algo que al propio Santos no le resultaba tan sencillo. Él sí quería estar allí, en esa reunión del domingo 29 de enero a la que acudió acompañado de Miguel y de Alonso y en la que se discutió el contenido del manifiesto.



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